25 de noviembre, Día mundial contra la violencia de Género
Para quienes nunca lo han vivido es difícil entender como una mujer puede permanecer en una espiral de miedo y violencia en su contra, y por eso, quienes lo sufren terminan siendo revictimizadas cuando se les culpa de débiles o de cobardes.
Pero la verdad es que salir de los entornos y de las relaciones abusivas no es nada fácil porque los primeros ataques no son son contra el cuerpo sino contra la autoestima que comienza a ser minada y reemplazada por la inseguridad, el temor, la tristeza, la falta de memoria de todo lo logrado en la independencia, y muchas veces de la enfermedad en cuerpo y mente.
Rodearlas, escucharlas -sin juzgar- es importante porque nadie más que ellas saben el infiero que es verse heridas, apocadas o rebajadas diariamente por quien dice quererlas; sólo ellas han visto en su espejo y sufrido en su cuerpo como se les va el tiempo y como tratan de avanzar solas en medio del señalamiento, el dolor y la incomprensión.
Decir NO a la descalificación, a la imposición, a la agresión, a la burla -incluyendo esas que nos venden como inocentes- es el primer paso para proteger la dignidad y la vida. Hay que darse la oportunidad de reversar y dejar lo que hace daño; de hallar paz en el amor propio y en el bueno; hay que dar la espalda a quien no sabe amar, permitir que los tiempos buenos regresen y llamar otros nuevos de sanidad; hay que levantar mujeres fuertes -todos los días- porque de nuestras manos es que brota la vida.